Ana Casal, una productora ganadera de Alvear, relató en una carta los problemas padecidos por culpa del abigeato. Con un promedio de uno a tres robos por mes en su establecimiento, la situación llegó al límite de analizar el abandono de la actividad por falta de una solución de fondo.
El problema del abigeato es una constante en el interior de la provincia, y genera pérdidas millonarias a los productores pecuarios. En un caso puntual, descripto en una carta por una productora ganadera de la localidad de Alvear, la problemática derivó en el abandono de la actividad por parte de muchas familias productoras de la zona, con la autora de la carta incluida.
“El sueño que no pudo ser” es una carta escrita y firmada por Ana Casal, una productora ganadera de Alvear que desde hace muchos años viene padeciendo los problemas del abigeato. Y que en algunas líneas cuenta cómo esta problemática derivó en la decisión de abandonar la actividad pecuaria.
En los primeros párrafos, la titular de Casco Viejo SA cuenta los inicios de su establecimiento, con su padre a la cabeza. “Mi padre inicio el establecimiento hace casi 100 años. Fue de las primeras estancias organizadas de la zona. Se juntaban con productores a discutir sobre las razas adecuadas, sistemas de producción, fecha de servicio y probaron técnicas nuevas para mejorar la producción. Con el mismo espíritu de desarrollar, apoyaron e impulsaron la construcción de caminos y puentes que no solo fueron útiles para transportar los productos desde y hacia el campo sino que dieron solución de accesibilidad a Alvear”, recordó.
Asimismo, destacó el impacto que tuvo la empresa para la economía de la zona. “En el campo se hizo ganadería y muchos años arroz, y como está pegado al pueblo, esto siempre significó trabajo directo para los aguadores y peones que trabajaron en el campo e indirectamente para las gomerías, talleres, aserraderos, almacenes, estaciones de servicio y ferreterías de Alvear”.
La productora continuó relatando que “al dejarnos mi padre, los hijos y sobrinos heredamos partes del campo y cada uno se puso a producir por su lado, pero cuando nos empezamos a juntar a hablar sobre la problemática de nuestras empresas, como lo hacía mi padre con los de su tiempo, llegábamos todos a un mismo problema: abigeato, robo de hacienda para consumo en carnicerías del pueblo. Un problema que cada vez era más importante, al punto que muchos productores habían dejado de hacer ganadería por la cantidad enorme de robos, haciendo inviable la producción rentable”.
Asimismo, la productora contó que “a lo largo de los últimos años, mi mayor desafío fue encontrarle solución a este problema, problema que me alejó de los detalles productivos de los que debería estar al tanto como cualquier otra empresa que solo está preocupada por producir, tener a su equipo funcionando y vender el fruto de su trabajo”.
“Hicimos las denuncias cada vez que nos robaron (de 1 a 3 veces por mes), identificamos a los ladrones y se los marcamos a la Policía y al Priar (Policía Rural), cuando fuimos con el dato resulta que ya los conocían pero no podían hacer nada porque son gente peligrosa y mafiosa. ‘Entran y salen al otro día’ y ‘Es un problema de la zona’, nos dijeron, como si uno debiera acostumbrarse a que esto es algo con lo que hay que convivir y que no tenemos nada que hacer”.
Las denuncias continuaron: “No nos resignamos y seguimos intentando mientras veíamos que cada vez más campos vecinos iban decidiendo irse de la zona. Fuimos al Juzgado de Santo tomé y nos dijeron que ‘ya investigamos y no hay sospechosos’, ‘es un problema de la zona, ya estamos al tanto’. Si, es un problema! Pero no es nuevo, hace cinco años que hacemos las denuncias y nunca hubo un avance!!”, relató la productora damnificada.
Por último, Ana Casal sostuvo que “siempre fui defensora de mi pasado, de las enseñanzas de desarrollo de mi padre, de apostar a Alvear. Pero hoy ya estoy agotada, decepcionada. No puedo seguir produciendo en la zona, y como tantos otras antes que yo, que han abandonado la zona y dejando trabajadores sin trabajo, yo también me iré, abandonando un sueño de desarrollo familiar que comenzó casi 100 años atrás”.
(ellitoral.com.ar)
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