Para evaluar una especie vegetal desde el punto de vista apícola y poder considerarla económicamente útil, se deben tomar en cuenta fundamentalmente los siguientes aspectos:
a) La calidad de una planta. Se refiere más que nada al tipo de producto que ofrece a las abejas. Existen grandes diferencias entre los distintos pólenes y néctares.
b) La cantidad o frecuencia de una especie. De acuerdo a las características productoras de la especie, habrá una superficie y concentración de especies mínima para poder tenerla en consideración.
c) Accesibilidad para las abejas. La distinta estructura floral de las flores, así como las distintas adaptaciones a diversos mecanismos de polinización, hacen de muchas especies de interés o no.
d) Duración del período de floración. Hay especies que duran florecidas un día y otras varios meses. La importancia de este aspecto radica en las posibilidades que tendrán las abejas de aprovecharla, y de los planes de manejo que se elaboren para su aprovechamiento.
e) Seguridad ante factores adversos. Se refiere fundamentalmente a conocer el comportamiento tan distinto que tienen los vegetales en años de seca o de excesos de agua en el suelo.
f) Momento oportuno de floración. Debe haber una relación entre el aporte de néctar y de polen. Uno debe de ir acompañado del otro, o no existirá un aprovechamiento eficaz. Me servirá para conocer los momentos en que deberé intervenir alimentando o suplementando a la colmena. Una misma especie puede ser de mucho interés en una zona y de escaso valor en otra, ya sea por su momento oportuno de floración o por otros factores.
El conocimiento de la zona me va a determinar sus ventajas y desventajas apícolas; las cuales conjuntamente con las características de mi empresa, serán las que me ayuden a definir el objetivo productivo de mi explotación.
Es en función de estas características sobre la materia prima, que determinaré la ubicación y el tamaño de la explotación; así como mi plan de trabajo. El conocimiento de la flora apícola de una zona, me va a permitir predecir el comportamiento y la evolución de la colonia en determinado ambiente.
El medio ambiente y el clima existente en un lugar me determinarán la flora que existirá y predominará en esa zona. Además, de acuerdo a la influencia y al peso de los distintos factores que determinan el clima, será el comportamiento que manifiesten las distintas especies.
Los calendarios apícolas y el paquete tecnológico
El conocimiento de la flora y su comportamiento nos va a permitir elaborar el calendario de floraciones para cada zona y, en base a él, establecer el paquete tecnológico o medidas de manejo. Este calendario deberá tener las fechas probables de inicio y finalización de cada una de las floraciones y su importancia relativa para la producción. De esta forma, se podrá elaborar una curva de aporte de néctar y polen para mi zona a lo largo del año, determinando momentos de escasez y de abundancia de alimento. En este sentido, es muy útil acompañar las observaciones y estudios con una colmena sobre una balanza, la que determinará los ingresos netos de néctar en el transcurso del año. Observaciones periódicas del ingreso de polen a la colmena también son muy importantes, pudiéndose realizar las mismas directamente o a través de una trampa de polen, llegando inclusive a poderse realizar estudios melisopalinológicos.
Elaborando las curvas individuales de las distintas floraciones, y luego sobremontándolas, se obtendrá el calendario de floraciones de interés apícola para un determinado apiario; herramienta fundamental para todo apicultor.
En este aspecto merece resaltar, que no hay una receta o manejo para una determinada zona. Una vez conocido el comportamiento de la zona; lo deberé enfrentar a todos mis factores y características de producción; y en base al análisis de todos éstos factores, elaborar “mi manejo” o forma de trabajo, para mi objetivo de producción. Dos apicultores en una misma zona de producción, pueden tener distintos objetivos y manejos, ya que los mismos tienen distintas realidades (tamaño de empresa, equipamiento, etc). Entonces, no hay “un manejo”, sino una cantidad de factores de producción particulares a cada productor que determinan “mi manejo”. Evidentemente mi manejo lo voy a ir adaptando y ajustando todos los años, dependiendo de las variaciones que sufran las distintas pautas que lo determinaron, y la experiencia y conocimiento que el apicultor vaya adquiriendo de la zona.
Previo a decidir su plan de trabajo, el apicultor debe de tener bien claras cuales son todos los factores de producción que intervienen en su explotación; buscando y definiendo cuales son sus ventajas y limitantes. De ésta forma podrá realizar un correcto análisis de los mismos y tomar la decisión más acertada a sus características. Hay que tener claro, que el manejo apícola está formado por una cantidad de operaciones que el apicultor debe de realizar en el correr del año, y que éstas tareas van atadas unas a otras; siendo una secuencia de operaciones que deben de tener resultados previsibles. No podemos solucionar en invierno lo que no hicimos en el otoño.
(api-cultura.com)
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