CASTELLI (Agencia) - La actividad frutihortícola que comenzó como una alternativa a los demás cultivos, pasó a ocupar un importante protagonismo en la región, alcanzando este año una superficie histórica con casi siete mil hectáreas sembradas.
Sin embargo, un fenómenos climático inesperado de fuertes vientos del Norte con tierra; y posteriormente un prolongado temporal en los primeros días de agosto, ocasionó pérdidas irreparables de entre el 70 y el 100 por ciento.
Técnicos del INTA comprobaron las pérdidas irreparables que obligaron a los productores a resembrar los campos para no perder la campaña 2015.
Esta situación, hizo que los productores se vieran obligados a resembrar los campos para no perder el año, aunque la cosecha se vería retrasada con respecto a años anteriores. Un informe técnico del INTA elaborado por la ingeniera agrónoma Lorena Casco, explica los alcances del fenómeno y los daños ocasionados en los campos, precisamente en un momento en el que las plantas estaban en una etapa de mucha sensibilidad.
Según describe, “se produjo una buena germinación y buen crecimiento de las plantas, situación que no siguió dándose, debido a que tuvimos a fines de julio principio de agosto, dos semanas de fuertes vientos norte y altas temperaturas, fenómeno que provocó lesiones en los tejidos de las plantas”.
Agrega que “también se ocasionaron daños mecánicos como quebrado de tallos y enrollado de guías, a estas semanas de extremas temperaturas, le siguieron días nublados de baja temperatura y lloviznas. Estos factores junto con las lesiones que presentaban las plantas fueron muy propicios para el ingreso de hongos a los tejidos, lo que produjo una infección generalizada en toda la zona, y como resultado una gran mortandad de plantas”, especifica el informe.
Ante esta situación, se produjo en forma urgente la resiembra del 30% de la superficie sembrada ya que la fecha límite para resembrar los lotes fue mediados de agosto porque pasado ese tiempo la siembra se volvería muy riesgosa porque la fruta maduraría para fines de noviembre comienzos de diciembre, lo que es muy peligroso debido a la alta insolación dando como resultado el quemado de la fruta.
La zona agrícola de Castelli, en condiciones climáticas normales, presenta condiciones óptimas para el cultivo de cucurbitáceas, ya que entre sus suelos aparecen grandes caños de arena, lo que es muy beneficioso para su desarrollo.
Por otra parte, su régimen pluviométrico (en años normales) es el propicio para un buen crecimiento, desarrollo y llenado de frutas.
A la vez existe una variación térmica entre la temperatura diurna y la nocturna, lo que favorece enormemente a la calidad de la fruta, ya que días cálidos seguidos de noches frescas, permiten la acumulación de azúcares en los tejidos, lo que genera una fruta de muy buena calidad.
Todos estos factores, hacen que en Castelli se cultiven alrededor de 5 mil hectáreas, de las cuales el 50% representa sandia, el porcentaje restante se destina a Tetsukabuto, coreano, calabaza rallada, melones, y demás cucurbitáceas de menor escala.
Esta campaña la siembra de cucurbitáceas arrancó en unos pocos lotes a principio del mes de julio, la gran mayoría realizó la siembra a mediados de julio, y el resto de las hectáreas se terminó de sembrar a fines de julio y comienzos de agosto.
Informe oficial Desde la delegación local del Ministerio de la Producción, a través del Ingeniero Hugo Kolazinsky, elevaron un informe técnico a las autoridades provinciales para poner en conocimiento de la situación generada por los fenómenos climáticos que afectaron la producción frutihortícola de la zona. En el mismo se describe la situación que padecieron los campos de pequeños y medianos productores, situación que los llevó a redoblar los costos de producción.
(diarionorte.com)
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